viernes, 30 de septiembre de 2011

Wilkommen in Berlin!

Hay algo que debéis saber todos. Todos aquellos que pensabais que la primera semana iba a ser juerga y jolgorio y fiestas y nuevos amigos. NO. No es verdad. La primera semana que llegas a una ciudad nueva, a un piso nuevo, a una Universidad nueva, NO MOLA EN ABSOLUTO. Al menos los dos primeros días. Al segundo día, empiezas a filosofar con una cerveza y empiezan a verse las cosas de un modo distinto. Y al día siguiente estás comprando fruta y verdura en un mercado precioso, sin entender apenas lo que te dicen, pero ¡y qué!

La primera sensación que se siente al llegar a Berlín es que no sabes exactamente en qué país estás. Ya os imagináis el metro: turcos, asiáticos, latinoamericanos, franceses, ingleses... españolas perdidas... Pero no es estresante. No sé cómo lo hacen, no sé si es la puntualidad de las numerosas líneas de metro perfectamente conectadas, o las grandes y anchas avenidas con doscientos bares entre los que elegir, o la tranquilidad de la gente viajando en bicicleta por todas partes... Pero al salir a la calle, uno se siente relajado. De hecho, al volver a casa es cuando me pongo triste. Y eso que tengo una pedazo de casa...

Esta es mi habitación.


Desde aquí os escribo.

Aquí me he hecho hoy un delicioso arroz con pollo.

Pero en ella no paro de preguntarme cómo lo hace mi madre para llevar la casa adelante. Estos días estoy sola, mis compañeros de piso aún no están, y eso lo hace todo todavía más triste. Pero al menos ya me he quitado el papeleo de la facultad y esta tarde viene Beni a visitarme.

La verdad es que el principio es bastante duro. ¡Pero hoy he puesto una lavadora y la ropa sigue entera! Así que, caminante, se hace camino al andar.

martes, 27 de septiembre de 2011

Kunst, Kultur und Kulinarisches

Lo que viene siendo arte, cultura y gastronomía. Lo que significa Baviera. Hoy ha sido mi último día - espero que de momento - en una tierra que me ha enamorado por completo. Y nos hemos despedido con dos monumentos arquitectónicamente impresionantes. 

En primer lugar, uno de los castillos del rey Ludwig II de Alemania, cuya biografía - y locura - me ha fascinado. Y a lo mejor os suena un poco...


¿Nada? Buscad las siete diferencias:


Pues sí, Disney se basó un poco en el castillo del rey para crear el logo de su multimillonaria empresa. Y la verdad es que es un castillo de fantasía, decorado en el interior con frescos de temática medieval, como la historia de Parsifal y el código de los caballeros, e incluso con una gruta artificial. Vamos, que estaba como una chota el pobre. Ahora sí, con unas vistas de lujo.



Y por último, hemos visitado Wieskirche (la Iglesia de la pradera), una iglesia rococó de peregrinación en el distrito de Weilheim. Aparte del impresionante interior en tonos blanco, dorado, rosa y azul, y unos increíbles frescos en el techo y las paredes, lo más emotivo de la iglesia son los dos pasillos laterales completamente llenos de pequeños donativos que los peregrinos hacen a su Dios. A mí, objetivamente, me ha parecido un pasillo de los horrores llenos de fotografías de muertos y cuadros cuasi impresionistas hechos por los fieles. Pero subjetivamente, pone los vellos de punta. Y como tengo la manía personal de no fotografiar el interior de las iglesias porque aún les guardo el respeto que se merecen como templo de fe, os enseño una que he pillado por internet: 


Guau. 

Y como última anotación, que sepáis que estoy muy indignada porque en Raisting (os recuerdo, este pueblecito de menos de 5000 habitantes, bastantes menos, en medio de la montaña, en el que Beni vive) hay conciertos de soul, funk y jazz casi semanalmente. Zoido, póngase usted las pilas, hágame el favor.

Y esto es todo hasta que me asiente en Berlín. ¡Mandadme ondas positivas para el viaje!

domingo, 25 de septiembre de 2011

Primera parada: Raisting, München, Bayern.


Parece difícil pensar que se va a acabar el mundo cuando te levantas y ves eso por la ventana, ¿no? Pues así es mi vida en Baviera, en Raisting, un pueblo con bastante menos de 5000 personas. Das cinco pasos y tienes esa vista. 

Siento haber tardado casi una semana en escribir, pero no podía parar de comer y salir y beber distintas cervezas y conocer gente genial... Os cuento un poco qué tal ha sido mi semana.

Lo primero de todo y para que veáis qué bien me he adaptado:


Eso es la Oktoberfest. Bueno, eso es la Oktoberfest a las 17.00, cuando la gente aún está bebiendo su primera jarra de cerveza. Sí. Son jarras de un litro. UN LITRO. Si venís a Munich, nunca olvidéis el nombre de Augustiner Bräu. Eso y perdir un bretz'n (aún no tengo foto de eso porque nunca tardan más de cinco segundos en mis manos antes de devorarlos... es un tipo de pan salado en forma de lazo). El traje que llevo (que me lo prestó la tía de Ben) es el típico de Baviera y se llama dirnd'l. Todas las chicas lo llevan en esta época - aunque con bastante más escote y enseñando pierna - y los chicos también se visten con el correspondiente. 

Al día siguiente fuimos a dar una vuelta por Munich, una ciudad muy pija con calles llenas de tiendas de marca y con una arquitectura impresionante. Aún no he visitado los museos, aunque volveré más veces en los seis meses que me quedan en Alemania. Más me vale. Y una foto rancia para que veáis el nuevo ayuntamiento de la ciudad: 


Vale, hablemos de Baviera: es maravillosa. Tiene el espíritu andaluz de socializar en la calle, bajo el sol con una cerveza en la mano, añadido a la eficacia alemana de trenes puntuales y servicios rápidos. La gente es muy acogedora. Hoy hemos estado en un mercado artesanal en un pueblo al lado de Raisting (de verdad, no como los que ponen en Plaza Nueva en Sevilla) con señores y señoras haciendo tartas, cuerdas, cerámica, zumo y todo lo que os podáis imaginar. Como una comuna hippie a lo grande. 

Algo muy típico son los Biergarten (Jardines de la cerveza), parques en medio de la naturaleza o en los pueblos con bancos y mesas de madera donde la gente se reúne cuando hace buen tiempo (que de momento, lo hace siempre, calculo unos 25º) para beber y picar (lo que serían unas tapitas bávaras: salchichas, panes con queso, tartas...). Y tienen esta pinta:


Eso es el Englischer Garten en Munich. 

Tengo muchísimas cosas más que contaros, pero ya me aguantaréis cuando llegue a Sevilla. Una última cosa: la comida es impresionante (especialmente la de la madre de Ben). Ya he puesto un más de un kilo y no llevo ni una semana...

Ahora mismo no tengo tiempo de echaros de menos porque tengo un nuevo mejor amigo: 


Pero dentro de un par de días cuando llegue a Berlín, seguro que sí. Espero poder publicar un poquito más a menudo a partir de ahora, más que nada porque así no puedo enseñaros todas las chorrazas que quiero enseñaros. Haré un apartado que se llame exclusivamente "Un país en mi barriga"... Menuda gastronomía. Pues eso, me voy a tener un Brotzeit. Vamos, que voy a picar algo de pan con carne y mostaza y mantequilla y...

domingo, 18 de septiembre de 2011

¡Esto ya casi está!

Varios sucesos catastróficos pueden tener lugar antes de llegar a mi primer destino, Munich:

- que pierda mi escala y me tenga que quedar en Palma de Mallorca;
- que pierda mi maleta llevando la ropa interior en ella;
- que la cerámica que le he comprado a mi suegra se rompa en el camino.

Pero si todo sale bien, y esperemos que sí, en menos de 20 horas estaré en el corazón de Baviera - y con mi pequeño por fin.

La experiencia de hacer maletas para seis meses ha sido bastante traumática, con el resultado de que no llevo ni un vestido de fiesta ni unos tacones ni - HORROR - mi maquillaje. Para la próxima, me pido el cuatrimestre de primavera.

Así que nada, una vez más os agradezco a todos los que asististeis a alguna de mis despedidas (o a las dos). Nunca pensé que lo diría, pero voy a echar de menos el combinado río-Kafka. Y el topicazo de la tortilla de mi madre. Y la ropa planchada. Y los cubos de botellines a 4€. Pero la próxima vez que publique, ¡espero que sea para enseñaros las jarras de cerveza de un litro!


lunes, 12 de septiembre de 2011

Willkommen!

"¿Pero qué %&/%&%E$/(?", os diréis. "No puede ser verdad", intentaréis convenceros. Pero sí. He abierto otro blog. Ésa es la noticia horrible. La noticia buena es que escribiré desde Berlín, así que sólo tendréis que soportarme a través de la red.

Por si no os habíais dado cuenta al entrar en el link, copiando la idea de mi amiga María, que también disfrutó la experiencia pero en Copenhague, he creado un blog para hablar sin parar de lo maravillosa que es esa ciudad europea en la que el Estado me paga seis meses de vida (algo bueno había que sacar de este país). Os iré informando de cómo viven los alemanes y cómo me las voy apañando yo entre Bier und Wurst.

Me queda apenas una semana en Sevilla, ya lo tengo todo listo y empiezo a tener pesadillas por las noches con llegar al aeropuerto sin billete o a la Universidad sin Acuerdo de estudios. Oigan, esto de irse por ahí gratis es realmente estresante. 

Ya habrá tiempo para despedidas en persona, pero... bueno... está bien, os voy a echar un poquito de menos.